martes, 3 de septiembre de 2013

El poder del amor

Aquel día, Seattle amaneció plomizo y no estaba brillante como los días propios del verano. El joven esperaba con un cigarrillo en la boca, a su siguiente víctima. Eran solo las siete de la mañana cuando de repente  una  joven apareció por allí, de pronto el cielo se iluminó con su bello resplandor. Tenía entre 17 años, piel tersa y limpia, pálida como las pétalos de una rosa color champan, ojos grandes y profundos como el océano pacifico, alta ,delgada y frágil como un jarrón de porcelana .Ella le dirigió una cálida mirada llena de inocencia e inseguridad, pronto el joven supo que aquella era su víctima. Jack era un chico de unos 19 o 20 años, callejero y problemático, transmitía inseguridad, odio y dolor,  su mirada te perdía en un mar de problemas.
Jack siguió a la joven tras su camino observando cada paso que daba. La joven de repente se paro y miró al frente, intuía que alguien la seguía. Jack supuso que si demoraba se le iba a escapar su presa, tenía que actuar rápido. En tres zancadas llegó a ella, sin poder reaccionar la cogió del cuello y la en durmió con un pequeño movimiento.
Cuando la joven despertó de su cálido sueño, se encontró en un cuarto con no más de dos muebles, era oscuro y con paredes sin pintar. Estaba confusa y amarrada a una silla,  miró el reloj, había estado durmiendo cinco largas horas. El chirrido de una puerta trasera  llamo su atención, de pronto una sombra se poso delante de ella, reconoció esa inquietante mirada en menos de un milisegundo.
Pasaban los días y Jack no le explicaba nada, su mirada lo decía todo. Jack solía ser rápido con sus presas, las ahogaba y les quitaba todos los órganos, esa era su función, pero con esa joven ya había tardado mucho. Una noche cuando la joven se encontraba en un plácido sueño, Jack intento clavarle un cuchillo pero no pudo, una oleada de dulzura lo contaminó. Pasaron días y los carteles para encontrar a la joven eran cada vez mas, la joven de impotencia lloraba, echaba de menos a su familia y amigos, pero a la vez estaba contenta de que aquel joven aún no le había hecho daño. Ella sabía que detrás de esa mirada aterradora se escondía un chico con falta de cariño.
Pasaron dos años y cada vez la complicidad de ambos era mayor, normal, conviviendo las 24 horas del día .Jack había pasado de tener amarrada a su presa, a tener una linda compañera de piso, eso sí sin dejarla salir sola a ninguna parte, ya que corría el riesgo de que la reconocieran y no por el tema de la cárcel, si no por separarse de su joven, ya que se había enamorado locamente de ella.
Pasaron meses, aquellas miradas desafiantes se habían convertido en miradas dulces y en caricias, la joven no mostraba ninguna obligación en hacerlo, puesto que ella también se estaba empezando a enamorar. Después de cuatro años Jack decidió sacar por primera vez a su presa, aquella noche fue una noche profunda, romántica y llena de sentimientos. Lo que se había convertido en una horrorosa mañana de verano se convirtió en el día más feliz de la vida de la joven, pues había conocido al amor de su vida.
Pasaron 6 años después de aquella intrépida mañana cuando una noche, la alarma de un coche policía alerto a Jack, de un portazo un policía abrió la puerta de aquel cuarto y en menos de cinco segundos se encontraba con unas esposas en el rígido y duro suelo. La joven rompió a llorar y sin saber que hacer siguió las instrucciones de la veintena de policías que había dentro de aquel cuarto.
Lo que menos quería era separarse de él, puesto que se había enamorado.La joven no confesó que en un principio la habían raptado, si no que se había escapado por amor…
Basado en una historia real.

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